My world has hope

Hoy tal vez sea un día más, un día cualquiera, pero algo en mí aun me hace pensar en él como algo fuera de lo normal. Todo empezó un 27. El primer encuentro... tras el otro primer encuentro. Es raro dicho así, pero yo lo entiendo. El primer encuentro "original" por decirlo de algún modo no fue nada, simplemente vi a una chica que me atrajo y prodecí a hacer lo que yo solía hacer: tirar los trastos. Sin embargo esa segunda vez fue cuando la miré y por fin la vi de verdad. Por lo tanto es la primera vez que la vi. Todo se origina a aquel día. Recuerdo los nervios, recuerdo su mano agarrando la mía, recuerdo tropezarme, recuerdo que nos sentamos juntos en un banco. Recuerdo sus labios y mi deseo por besarlos, así como el miedo a volver a acabar roto. Y aunque siempre he creído que merece la pena la posibilidad de acabar sufriendo si eso te permite disfrutar de amar y ser correspondido, no podía besarla. No solo era por miedo, la verdad, también era extraño para mí el volver a desear a una persona por algo más que por su físico. Y entonces ella lo hizo, dio el paso, y todo comenzó ahí. Todas las discusiones, bromas, charlas, paseos y demás cosas fueron a causa de ese día, de ese momento, aquel instante. Y por eso cada 27 sería especial, pues era el recordatorio de que algo había surgido entre nosotros. Sin embargo como probablemente todo en este mundo, llegó a su final y volví a acabar roto. Y, aunque era lo que más temía, no me arrepiento. Volvería a repetir la misma historia aun sabiendo cuál sería el resultado solo por disfrutar de la felicidad de estar a su lado.